Perdón, mi amor.

PERDÓN, MI AMOR.

Amor, ¿Qué he hecho yo para merecer tu desprecio?
¿Qué acción tome en contra de tu persona
que las consecuencias de ello martirizan mi alma?
Alma entregada ciegamente a los brazos de tu ser,
que se deja guiar en tinieblas por las dulces palabras de tu boca
y olvida todo sufrimiento al sentir el calor de tu presencia.
Me guían tus huellas, como las huellas grabadas en la orilla del mar,
esperando que el romper de las olas se las lleves para siempre.
Ellas marcan mi camino, camino que se dificulta
con la ausencia de tu querer.
Quisiera no escribir nunca estas palabras, más ahora que las escribo,
deseo que nunca las olvides.
No sé qué hice para no ganar tu atención,
cuando tú, fuiste siempre el centro de mi gravedad.
Espero no haberte causado malestar por tanta insistencia
pues ahora, al verlo en frío, creo que esta fue la causa.
Convertí mi amor en tu persecución.
Mi cariño en tormentas hacia ti.
Pensé que el tenerte junto a mí sería lo mejor para los dos,
pasando por alto el derecho que tienes a tu espacio, tu tiempo,
a tu propia dedicación, sin tenerme detrás pidiéndote por ello explicación.
Amor, yo pensaba que era amor.
Pero ahora, solo, sin tenerte a mi lado, veo que no.
Que lo que yo llamaba amor se convirtió en tu tormenta
y ello te produjo un rechazo hacia mi sin igual.
Perdón, te pido perdón en la distancia.
Pues no me considero digno de tu dulce mirada.
No espero una oportunidad
Ni lo pido ni lo deseo.
Lo único que pido,
es que no haya más amores de este tipo,
amores, como el nuestro.

Autor: Abel López González.

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